jueves, 30 de julio de 2009

EL Velo Pintado


Anoche, desvelado y aburrido, sobre las cuatro y media de la mañana, me puse a ver una película que hacía tiempo que tenía ganas de ver. Ya conocía la trama por completo, así que pensé que sería un mero entretenimiento. Pero ¡ay! Sufro de una inmensa debilidad por las emociones humanas…

  • Reparto de personajes: 10/10
  • Montaje: 7/10.
  • Banda sonora original: 10+/10.
  • Efectos especiales: 7/10.
  • Sonido: 6/10.
  • Dinamismo: 8/10.
  • Originalidad: 7/10.
  • Ambiente: 8/10.
  • Fotografía: 10/10.
  • Opinión personal: 8/10.
  • Media total: 7,2/10.

Como ya decía, sufro de una inmensa debilidad por las emociones intensas, y me resulta conmovedor verlas impresas en la pantalla o en las páginas de un libro, y en El Velo Pintado todo se trata de eso. La veo como una especie de experimento o experiencia acerca de lo que me tomo la libertad de llamar “La Estupidez Humana”, y me explico, de cómo a veces somos incapaces de aprovechar las oportunidades que se nos presentan y no vemos lo que tenemos delante ni lo que realmente deseamos.

Para seguir justificando mi absoluta falta de objetividad a la hora de juzgar esta película, tengo que mencionar al genio compositor de la vibrante, mágica y emocionante banda sonora: Alexandre Desplat. En todas sus composiciones hay una especie de halo que conecta a la película con el espectador de alguna forma casi mística, con unas melodías y fondos musicales que logran una empatía casi total con el alma de la historia. Así como en la hermosa banda sonora se lograba una omnipresente atmósfera de incredulidad y magia sin despuntar con las ambiciones de realismo, en esta ocasión, cada sutil pliegue de la música capta la expresión que va tomando el argumento, e intensifica la emotividad que ya de por sí tiene la película. Personalmente, me parece una obra maestra digna de un genio. Y sin nominación a los oscar, que ya me parece un insulto.

Continuemos: la fotografía es impecable. Es realmente buena. Los paisajes chinos captados a la perfección, la elegancia londinense, la extravagancia de Shanghai y finalmente la crudeza de los campos chinos.

Las actuaciones, ya por seguir alabando, son insuperables, sobre todo teniendo en cuenta que los actores principales son dos de mis favoritos: Edward Norton y Naomi Watts.

En resumen: si te decides por dejarte llevar por ella, es una obra de arte inigualable.

Bob

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