Extrañamente, la película titulada "Coraline" originalmente, en España se titula "Los Mundos de Coraline". ¿Incomprensible? ¡Sí! Pero no hay lugar para la razón dentro de este maravilloso cuento ideado por el fabuloso escritor y guionista de cómics Neil Gaiman (autor, por ejemplo, de Stardust, The Sandman, Los Hijos de Anansi...) y llevado a la pantalla con Henry Selick, director de joyas del género de animación como Pesadilla Antes de Navidad (exacto, NO la dirigió Tim Burton) o James y el Melocotón Gigante.
- Reparto de personajes: -animación-
- Montaje: 8/10.
- Banda sonora original: 10/10.
- Efectos especiales: 7/10.
- Sonido: 7/10.
- Dinamismo: 9/10.
- Originalidad: 9/10.
- Ambiente: 10/10.
- Fotografía: 9/10.
- Opinión personal: 8/10.
- Media total: 8,5/10.
Nada más empezar la película, lo primero que choca es la atrevida y etérea banda sonora obra de Bruno Culais (y un grupo de rock alternativo que tiene por poético nombre "They Might Be Giants"). Personalmente, la primera vez que la escuché, juzgué precipitadamente la banda sonora que anteriormente califiqué como un atrevimiento (y en toda regla), pero ahora mismo me parece muy acertada. Voces que parece que están y no están, sonidos chirriantes, dulces y a la vez siniestros, como toda la película en sí.
Y enlazando con lo que acabo de decir, la historia y la estética de Coraline se aproximan muchísimo hacia lo que yo llamo, en honor a uno de mis genios predilectos "estilo Burtonesco", y me explico a continuación.
En el caso de la historia, la atmósfera que se respira es simultánea y paradójicamente infaltil, casi cómica y dulce, suave, pero también oscura, siniestra, como intentando engañarte, hacerte creer que el mundo es un ingenuo juego de niños, pero a la vez desmintiéndolo, descorriendo un pérfido telón que esconde la verdadera cara de la vida, fea, pútrida y malévola. Una de cal y otra de arena: una de sonrisas y otra de alaridos.
Y pasando al apartado gráfico, encuentro al señor Selick claramente influenciado por los diseñor de Burton: cuerpos estilizados y muy delgados con cabezas normalmente grandes, figuras imposibles, curvas, colores extridentes en contraste con ambientes más oscuros... Aunque no estaría bien restar originalidad a Selick, que también aporta su propia visión. Pero no se puede negar que lo del Stop-Motion lo aprendió de Tim Burton.
Un excelente trabajo.
Coraline es, hasta la fecha, una de las mejores películas de animación que he visto en mi vida, junto con Pesadilla Antes de Navidad, Ratatouille, Wall·e y La Novia Cadáver, sin menospreciar al corto "Vincent" del excesivamente citado Burton. Y me temo que no tengo nada más decir, aunque tengo la sensación de haber dejado esta crítica un poco coja...
Me despido por ahora y os ruego encarecidamente que la veáis si no la habéis visto, y que olvidéis vuestros prejuicios contra las películas de animación, si es que los tenéis.
Bob
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