lunes, 25 de enero de 2010

¡Drenaaaje! ¡Drenaaaje, Eli!

Nominada a 8 Premios de la Academia (mejor película, director, guión adaptado, actor, edición de sonido, fotografía, dirección artística, montaje) y ganadora SÓLO de 2 (mejor actor, Daniel Day-Lewis y mejor fotografía -primó aquí el sentido común, gracias a Dios-), ésta se ha convertido en una de mis nuevas películas preferidas...


  • Reparto de personajes: 10+/10
  • Montaje: 10/10
  • Banda sonora original: 10/10
  • Efectos especiales: 10/10
  • Sonido: 10/10
  • Dinamismo: 9/10
  • Originalidad: 10/10
  • Ambiente: 10/10
  • Fotografía: 10/10
  • Opinión personal: 10/10
  • Media total: 10/10

Ante todo There Will Be Blood (Pozos de ambición o Petróleo sangriento, como quieran llamarla, a mi por primera vez y excepcionalmente me gustan los tres títulos), más que una película con un argumento lineal y más o menos reconocible, es una suerte de collage moral impecablemente representado en la pantalla. Ya desde un primer momento la cinematografía -no existe adjetivo que la describa, así que nos contentaremos con "perfecta"- cruda y brillante te deja boquiabierto. El comienzo del filme es austero, diríase incluso que innecesariamente austero, pero a pesar de todo, funciona bien como introducción. A partir de las primeras escenas, vemos como -en un tiempo récord-, un Daniel Day-Lewis impresionante como el empresario petrolífero Daniel Plainview se hace rico casi de la nada, gracias al oro negro de las entrañas de la tierra.

El posterior desarrollo de la película podría definirse como un fresco de la pequeña sociedad de Little Boston, desde dos puntos de vista muy claros: la ambición del magnate petrolero que ha llegado al pueblo para aumentar su fortuna y el fervor religioso de la comunidad, encarnado en la Iglesia de la Tercera Revelación, y especialmente en su predicador, el turbio y teatral Eli Sunday (interpretado magníficamente por el joven Paul Dano), todo esto siempre centrándose en la "evolución" del personaje de Day-Lewis.

La trama se llena rápidamente de codicia, pasiones, egoísmo, tragedia, confusión, enredos, religión, conspiración, todo unido en un esbozo de las emociones humanas más oscuras, llegando al abandono, al cinismo más exacerbado y al extremo del asesinato. Todo este desfile fílmico sacude la empatía del espectador hasta límites insospechados.

No finalizaré esta "crítica" (y tengo que poner las comillas) sin hablar de la banda sonora, que no tiene absolutamente ningún sentido aislada de la película, pero que integrada en ella con la maestría con la que se ha hecho es fundamental para la carga emocional, y más aún, es original, y a pesar de sus asonancias (Dios bendiga a Jonny Greenwood) un agradable compañero en todo momento, con eso que yo llamo "strings en ominoso crescendo".

Y es que no sé qué decir para no estropear la visión de esta joya. En mi opinión es una obra maestra de un prometedor director al que seguiré la pista. Vaya, no voy a perder la oportunidad de recalcar el gran trabajo de Day-Lewis (uno de mis actores preferidos) al que encontré especialmente brillante en las dos escenas en las que vapulea al execrable Eli Sunday, al que se termina por odiar casi sin razones concretas. Qué le vamos a hacer, el sadismo está de moda...

Bob

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